Dime quién soy


IRIS

Con los pies descalzos camino sobre la hierba.
Poseo belleza,
el perfume del melocotón en la piel
y la seda del crepúsculo en el pelo.
Todo es hermosura a mi paso. Soy la música,
la poesía y el amor.
Pero la pradera está vacía.
Nadie me admira, ni siquiera me acompaña.
Triste destino el mío,
derroche de encanto perdido, invisible.
El tiempo pasará y me marchitaré,
convirtiéndome en raíz en lugar de flor,
en tronco en lugar de rama.
Tampoco eso lo verá ni lo sentirá nadie.
Tal es la soledad del lugar que habito.
Adiós pues. Desaparezco. ¡Me voy!
¡Adiós, adiós he dicho!
¡Adiós, me evaporo!
¡Me alejaré de este mundo y flotare por el infinito!
¡Perderéis la dicha de vivir conmigo!
¡Me voy! ¡Qué me voy he dicho!
Pero... ¿es que nadie me oye?... (silencio)
¿Hay alguien ahí?
¿Nadie me oye?
-No Iris, nadie te oye...
- ¿no? Pero tú me has oído
-Pero yo no cuento
-¿Ah no? ¿por qué?
-Porque yo soy tú
-Ah