Tránsitos
Sacudiríamos las nubladas carreteras
donde ángeles de la ansidad
serpentean entre árboles
y gritan fuera del motor.
Andaríamos toda la noche en el pico de los pinos
vistos desde Denver en la oscuridad veraniega,
esplendor antinatural de un bosque
iluminando la cima de la montaña:
niñez juventud y eternidad
se abrirían como tiernos árboles
en las noches de otra primavera
y nos sorprenderían con amor;
pues juntos podemos ver
la belleza de las almas
escondidas como diamantes
en el reloj del mundo
Allen Ginsberg
en el reloj del mundo